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Mostrando entradas de mayo, 2025

El Fomo

Estoy cansada. Cansada de sentir que tengo que estar en todo, decir que sí a todo, y encima sonreír como si me gustase. Si no voy a la fiesta, si no subo una historia, si no respondo rápido por los grupos... parece que desaparezco. Como si no el existir en las redes fuera lo mismo de no existir en la vida real ¿Y quién decidió eso?  Hay algo muy angustioso en esto del Fomo. No es solo que me sienta mal por perderme algo. Es que me empiezo a cuestionar si mi vida vale la pena cuando no está pasando “algo increíble”. Como si cada segundo tuviera que ser productivo, emocionante. A veces estoy bien, de verdad, pero veo una historia donde todo parece mucho más perfecto y zas: vuelvo a sentir que mi vida no vale la pena. Como si la felicidad fuera una competencia. ¿Cómo puede ser que algo tan superficial me afecte tanto? Y no es solo por las redes. Esta presión invisible de que tenemos que aprovechar cada segundo, exprimir cada oportunidad, ir a todo, saber de todo, tener un futuro brill...

Lo difícil que es crear un entorno sano

  Hay temas que, aunque no nos afecten personalmente, no deberían pasarnos desapercibidos. La homosexualidad es uno de ellos. Está presente en la sociedad, en nuestras clases, en nuestras familias, y sin embargo, aún parece que muchas personas no saben muy bien cómo actuar frente a ella. Se habla de progreso, de aceptación, de inclusión… pero ¿Qué tanto de eso es real y qué tanto es apariencia? ¿De verdad estamos tan avanzados como nos gusta pensar? Muchas veces se ve la homosexualidad desde fuera como algo que ya no es un problema. Se dice que ahora está todo normalizado, que “ya no hay homofobia”. Pero cuando prestas atención, te das cuenta de que aún hay muchos muros invisibles. Comentarios que sobran, chistes disfrazados de “broma” y miradas que incomodan. No hace falta que alguien grite un insulto para hacer daño. A veces el entorno hiere con silencios. ¿Cómo puede considerarse sano un entorno donde lo diferente todavía se señala, aunque sea en voz baja? También está esa idea ...

¿Qué estamos dispuestos a sacrificar?

       El otro día escuche una frase de Rafa Nadal, el tenista español numero uno, el cual preguntó ¿Qué estas dispuestos a sacrificar? esta frase va más allá del deporte, porque en la vida todas aquellas metas que nos proponemos lograr, conllevan un sacrificio. ¿Pero hasta donde estamos dispuestos a llegar por alcanzar nuestros sueños?      Actualmente vivimos en una sociedad que te impulsa, que te impone, a cumplir metas, ya sean académicas, laborales... como si el valor de una persona se midiera únicamente por los logros, por todo aquello que nos permita fardar de haber conseguido. Vivimos en continua rivalidad. Vivimos en una sociedad en la que descansar parece un lujo o incluso una debilidad.  Y es que en esta carrera constante por demostrar nuestro valor, alcanzar grandes objetivos exige renuncias, a veces se trata de sacrificar tiempo libre, amistades, hobbies o incluso de replantearnos por completo nuestro estilo de vida. La cuestión es qu...

¿Vivimos o simplemente corremos?

A veces me despierto y no sé si he dormido o solo he cerrado los ojos unas horas para poder seguir. Todo el mundo parece ir con prisa: corriendo al instituto, corriendo al trabajo, corriendo al gimnasio, corriendo para llegar… ¿a dónde? Nos cronometramos la vida como si al final alguien fuera a premiarnos. Pero, ¿qué sentido tiene llegar primero si no sabes ni a qué estás jugando? Nos han vendido la velocidad como virtud. Si respondes rápido, si produces mucho, si no te detienes, entonces eres alguien útil. Pero ¿útil para quién? A veces me siento como una pieza más de una máquina que nunca se apaga.  ¿Por qué el descanso es visto como debilidad en vez de como un acto de rebeldía? Vivimos conectados a todo menos a nosotros mismos.Notificaciones, visualizaciones, me gustas…nos tragamos vidas ajenas en segundos y después nos preguntamos por qué sentimos el estómago vacío. La prisa nos arranca el derecho a sentir, a doler, a pensar con calma. Nos quieren rápidos porque mientras c...

Entre la luz y la sombra

Lunes 28 de abril de 2025, todos lo recordaremos como aquel día que se apagó la luz. Sin embargo, apareció esa luz que no tiene bombillas y no procede de las pantallas, esa luz que nos hizo darnos cuenta de nuestra vulnerabilidad y dependencia a la tecnología, la luz que despertó a la conciencia. Durante unas horas la tecnología se detuvo, los estímulos desaparecieron, la vida dejó de ser automática y empezamos a valorar más hechos que teníamos normalizados: el poder ducharte con agua caliente, cargar el móvil, encender una lámpara con tan solo un botón. Lo que parecía un fallo, al final se convirtió en ese empujón que necesitábamos para detenernos y mirar el las calles desde otros ojos ¿Cómo hemos llegado al punto de necesitar que todo se apague para poder ver con claridad? Este día de desconexión, me permitió darme cuenta que no ha sido el único evento de sobresalto que hemos vivido a lo largo de estos años. Hemos vivido una pandemia mundial, la Filomena, la Dana, la erupción de un v...