El otro día escuche una frase de Rafa Nadal, el tenista español numero uno, el cual preguntó ¿Qué estas dispuestos a sacrificar? esta frase va más allá del deporte, porque en la vida todas aquellas metas que nos proponemos lograr, conllevan un sacrificio. ¿Pero hasta donde estamos dispuestos a llegar por alcanzar nuestros sueños?
Actualmente vivimos en una sociedad que te impulsa, que te impone, a cumplir metas, ya sean académicas, laborales... como si el valor de una persona se midiera únicamente por los logros, por todo aquello que nos permita fardar de haber conseguido. Vivimos en continua rivalidad. Vivimos en una sociedad en la que descansar parece un lujo o incluso una debilidad. Y es que en esta carrera constante por demostrar nuestro valor, alcanzar grandes objetivos exige renuncias, a veces se trata de sacrificar tiempo libre, amistades, hobbies o incluso de replantearnos por completo nuestro estilo de vida. La cuestión es que cualquier elección por pequeña que sea conlleva una renuncia. No se puede avanzar sin dejar algo atrás ¿ Y si lo que realmente dejamos atrás termina siendo lo que realmente nos hacia felices? ¿Estamos seguros de lo que queremos dejar atrás?
Como jóvenes, estamos en una etapa en la que el futuro parece estar llena de caminos, pero para decidir nuestra dirección es necesario tomar decisiones difíciles ¿Estoy dispuesta a parar completamente mi vida para estudiar? Es una pregunta que inéditamente me hago constantemente. Estudiar es importante, claro, pero también lo son las experiencias, las relaciones y los momentos de un descanso sin culpa ¿Me arrepentiré de no haber vivido un poco más mientras tenía la oportunidad?¿O todos los sacrificios diarios darán fruto en un futuro?¿Y si el estudiar para tener un futuro significa perder el presente que realmente me pertenece? Las decisiones que tomemos hoy definirán quienes somos mañana, por eso, al reflexionar sobre lo que estamos dispuestos a sacrificar, debemos asegurarnos de que nuestras elecciones nos acerquen a la persona que realmente queremos ser, y no solo a un ideal impuesto por otros o por la sociedad ¿Cómo sabemos si nuestras decisiones actuales realmente nos llevarán a ser la persona que queremos ser?
Es posible que no siempre tengamos la respuesta clara, pero el simple hecho de plantearnos esta pregunta ya muestra un acto de valentía. Quizás lo más importante no sea solo el sacrificio en sí, sino aprender a equilibrarlo con el bienestar personal. Porque si bien es cierto que los logros requieren esfuerzo, también es fundamental no perder de vista quiénes somos en el proceso, y no olvidarnos de lo importante que es disfrutar de ese proceso ¿De qué sirve ese proceso si al llegar ya no queda nada de ti? ¿Qué pasa si al final del camino ya no reconoces a la persona que lo ha recorrido?
Al igual que Nadal en la cancha, debemos estar preparados para enfrentarnos a los desafíos y asumir las consecuencias de nuestras elecciones. Porque, al final del día, el camino hacia lo que deseamos siempre estará marcado por lo que estamos dispuestos a dejar atrás.
¿Y si lo que marca el camino no es lo que sueñas si no lo que renuncias?
Un texto muy necesario. Invita a pensar en todo lo que sacrificamos sin darnos cuenta, y en cómo a veces perseguir un ideal impuesto nos aleja de lo que realmente somos. Preguntarse qué queremos dejar atrás debería ser tan importante como decidir hacia dónde vamos.
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